Las leyendas, o mitos rockeros, suelen estar rodeados de la tradicion del pathos tragicos, o sea la idea de que la muerte es apenas un disfraz que usan hombres y mujeres famosos para ocultar su desgraciada vida personal.
Bastan dos ejemplos para entenderlo: segun sus fanaticos -que son millones- Jim Morrison sufrio un terrible accidente que deformo su rostro de eterno poster adolescente y lo obligo a refugiarse en el desierto californiano donde, embutido todavia en sus pantalones de cuero negro, sigue componiendo canciones y cantando para sus amigos.
Algo similar le paso, siempre segun las leyendas del rock, a Elvis Presley quien tambien se esconde en los rincones más oscuros de sus numeros mansiones para que sus fanaticos no vean lo que le ha pasado luego de sufrir tal o cual accidente.
En ambos casos, lo que la leyenda construye es el mito del artista que, como el famoso Fantasma de la opera, sufre una deformacion que quiere esconder y por ello finge su tragica muerte, algo que las personas de todo el mundo pueden sentir y lamentar.
Pero, en realidad, esta trama, más digna de los folletines del siglo XIX que del presente e incredulo XXI no es real porque hoy existe un laboratorio de anaplastologia donde cualquier persona puede solucionar sus problemas mediante las mas avanzadas protesis.
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